Estamos
viviendo momentos, de violencia e intensidad, donde el pasado termina siendo el
elemento mas importante que nos sabotea al momento de ser felices, necesitamos
vivir en paz afuera y dentro de nosotros para alcanzar paz y bienestar, el
perdón se torna necesario es por esto que es importante aprender a perdonar.
El verdadero perdón es el que surge desde el
corazón con limpieza de intención, es necesario prepararnos emocionalmente para
poder soltarnos de ese pasado doloroso que nos ha acompañado por largo tiempo,
las heridas del corazón hacen que guardemos una rabia dentro de nosotros, son cicatrices
que con el tiempo demoran en sanar y que nos convierte en personas que no
somos, rabiosos, irritables, agresivos, estresados y generamos una fría
distancia, entre nosotros y los demás, toda esa rabia acumulada se termina
convirtiendo en un profundo resentimiento, es como un veneno que va
enfermándonos por dentro, estimula nuestro mas bajos malos pensamientos
alimentando un deseo oscuro de venganza, que deseamos a los demás que le ocurra
lo peor, pero estos pensamientos negativos, se nos van a devolver a nosotros
por la ley de causa y efecto es preferible perdonar, tenemos que tomar una
decisión de soltar el pasado negativo, perdonar significa aprendizaje, para
poder desconectarnos de ese pasado doloroso por medio del recuerdo, hay que
dejar de hablar de lo malo que nos fue en el pasado, para liberarnos del dolor
que guardamos por tanto tiempo, algunas de las causas son: desamor, infidelidad,
traición, mentira, palabras hirientes fuertes.
La confianza entre dos se basa en la verdad,
tenemos que aprender a perdonar, debemos pedir perdón a nosotros mismos, cuando
hablamos algo en nuestra contra, sino perdonamos terminaremos hiriendo a las
personas que queremos con las raíces de amargura, todos podemos cometer errores
en nuestra vida, tenemos que ser consientes de ellos para corregirlos, se hace
necesario cambiar nuestras aptitudes, tenemos que ser humildes, imitar el amor
incondicional de Jesús el Mesías, se hace necesario perdonar para estar sanos
de enfermedades, libres de ataduras, debemos ser maduros emocionalmente, cuando
recordamos todo lo doloroso que nos hicieron es señal de inmadurez emocional,
necesitamos tener compresión, tolerancia para elevarnos por encima de la
situación difícil, nada sucede por casualidad, todo lo que ocurre en nuestra
vida encierra una lección importante para cada uno de nosotros, necesitamos
crecer internamente.
Hay dos formas de perdonar: En persona un buen abrazo
sella el perdón. El perdón a distancia: Cierra los ojos, recuerda el rostro de la
persona y mentalmente bendícelo y perdónalo.
Ejemplo:
Renuncie a todo espíritu de resentimiento,
amargura, odio y falta de perdón “Señor Jesucristo. Yo perdono a todas las
personas que lagunas vez me hicieron daño (nombre de las personas). Le perdono
por: (nombre aquí detalladamente todas las heridas y el dolor que le causaron y
como le hicieron sentirse). Pida perdón alas personas que hirió. Y también
perdónese a Ud. mismo si alguna vez se dijo una mala palabra. Hay que perdonar,
bendecir y olvidar, liberar a las personas soltarlas para que salgan de
nuestras vidas.
Tenemos que dejar de buscar culpables de lo que nos
pase, asumir la responsabilidad de nuestras vidas, para sanar sentimentalmente,
no hacerse la victima, tu decides hasta donde y hasta cuando, toma hoy la
decisión e perdonar, evita pensar en todo lo que no hiciste, todo pasa.
El perdón nos permite sanar heridas, para vivir a
plenitud, la practica es terapéutica, recuerda que el resentimiento nos
enferma, tenemos que aprender de nuestros errores para convertirlos en
extraordinarios retos para vencerse, tenemos que vivir la vida momento a
momento, todo lo que vivimos se convierte en una lección de vida, somos
responsables de lo que vivimos, la crisis sirve para que reflexionemos,
cambiemos aptitudes, comportamiento, madurez y crecimiento espiritual.
Recordemos que el perdón es un estilo de vida, y
le decía Pedro a Jesucristo y hasta cuando tengo que perdonar hasta 70 veces
siete, nunca olvides que en esta vida terrenal, siempre seremos heridos, pero
tenemos que aprender a perdonar y olvidar para crecer en las cosas de Dios;
deje que se haga parte de su vida y será un victorioso en el nombre de
Jesucristo.
EL
PERDON
Perdonar es olvidar o
dejar ir a una persona que nos ha ofendido. Es soltar a la persona que nos
causo daño, es cancelar una deuda pendiente que alguien tiene con uno, es tomar
la decisión de perdonar como un acto de voluntad y no basado en emociones.
Hay que esforzarse
por olvidar lo que paso, negar la ofensa recibida, pretender que el tiempo
borre lo ocurrido, ignorar lo que paso y tratar de olvidar.
Perdonando
y olvidando
“Y cuando
este orando, perdonad si tienes algo en contra alguno, Para que también vuestro
padre que esta en el cielo os perdone a
vosotros vuestras ofensas” Mar. 11:25
Digo pues: Anda en el
Espíritu y no satisfaga los deseos de la carne Gal. 5:16
“No os acordéis de
las cosas pasadas, ni tragáis a memoria las cosas antiguas. He aquí yo hago
cosa nueva pronto saldrá a la luz Isaías
43:18-19
“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonara también a
vosotros vuestro Padre Celestial” Mat. 6:14
En otras palabras
cada vez que alguien le ofenda o hiere, le esta tendiendo una trampa o carnada
para que se amargue y pierda su bendición. Perdonar es un mandato de Dios
“Y
cuando entes orando perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también mi
padre que esta en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas” Marco
11:25
“Dios Perdona y olvida”
El poder
del perdón
¿Cómo puede
alguien que ha sido lastimado tan gravemente perdonar con desprendimiento y
rapidez?
Aparte de Cristo, es casi imposible. "Mas nosotros
tenemos la mente de Cristo" (1
Corintios 2:16). El Espíritu Santo mora en nosotros y nos da el poder para
hacerlo. Por esa razón los cristianos son capaces de realizar actos
sobrehumanos de perdón.
Uno de los primeros ejemplos de este tipo de perdón es el
de Esteban, el primer mártir de la iglesia.
Mientras estaba siendo apedreado con grandes rocas que
batían su cuerpo, rompían sus huesos y le hacían sangrar hasta morir; en medio
de esa experiencia traumática halló la fortaleza para orar por sus asesinos.
"Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta
este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió" (Hechos 7:60). A pesar de la violencia de aquel momento, su muerte
fue tan pacífica que las Escrituras lo presentan como si se hubiera quedado
tranquilamente dormido.
La tendencia natural en tales situaciones sería orar
pidiendo venganza. De hecho, la muerte del profeta Zacarías en el Antiguo
Testamento plantea un interesante contraste con la muerte de Esteban. Al igual
que Esteban, Zacarías fue apedreado, pero nótese la marcada diferencia en su
oración de agonía:
"Pero ellos hicieron conspiración contra él, y por
mandato del rey lo apedrearon hasta matarlo, en el patio de la casa de Jehová.
Así el rey Joas no se acordó de la misericordia que Joiada padre de Zacarías
había hecho con él, antes mató a su hijo, quien dijo al morir: Jehová lo vea y
lo demande" (2 Crónicas 24:21-22).
No podemos condenar a Zacarías por haber orado pidiendo
venganza. Él reconoció, por supuesto, que la venganza pertenecía a Dios, y con
toda propiedad dejó el asunto en manos de Dios. No puede considerarse como un
pecado que haya orado de esta manera.
De hecho, en cierto sentido legítimo todos los mártires
tienen el derecho de pedir venganza en contra de sus perseguidores. Apocalipsis 6:10 nos da una mirada al
otro lado de las cortinas en el drama cósmico.
Allí nos enteramos de que el clamor perpetuo de los
mártires de todas las épocas es: "¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero,
no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?"
Ciertamente no hay ningún pecado en clamar por justicia
de esa manera. Dios sí va a vengar a su pueblo, y cuando su venganza sea
administrada finalmente, nadie podrá quejarse de que sea injusta. De hecho,
simplemente nos maravillaremos por la paciencia de Dios al haber esperado tanto
tiempo para hacer venganza.
Pero por ahora, en la radiante luz del nuevo pacto,
mientras se demora la plenitud de la venganza divina y el evangelio está siendo
proclamado al mundo, hay una causa más sublime que la venganza por la cual
debemos clamar, y es el perdón y la reconciliación con los que nos persiguen.
Jesús dijo: "Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen;
bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian" (Lucas 6:27-28). Cristo mismo nos dio el
ejemplo a seguir, cuando al morir a manos de hombres malvados, oró pidiendo
perdón para ellos. Obviamente, Esteban entendió el mensaje.
¿Y qué de la justicia? Es natural y aún acertado, desear
ver servida la justicia y administrada la venganza divina. Pero para el
cristiano hay otra prioridad. La justicia vendrá, pero mientras llega nuestros
pensamientos y acciones hacia otros deben ser encauzados por la misericordia.
Como cristianos, deberíamos obsesionarnos con el perdón y no con la venganza.
El énfasis se hace en perdonar con total desprendimiento,
generosamente, de buen ánimo, con ansiedad e inmediatez, y de todo corazón. Las
Escrituras se enfocan en la actitud de la persona que perdona, no en los
términos y condiciones del perdón.
El perdón trae como resultado el levantamiento de muchas
cargas
Dad y se os dará
Nuestro Padre celestial, que promete derramar en nuestro regazo una
"medida buena, apretada, remecida y rebosando" (Lucas 6:38).
Cuando suceda algo en
contra tuya, Perdona y Bendice la situación. “Bendigo el bien en esta situación
y la quiero ver en nombre de Jesús el Mesías”; hay que sacar lo bueno de las
cosas malas convertir lo malo en una bendición.
Si oyeres
atentamente la voz del Señor tu Dios, y tuvieres cuidado de guardar todos los
mandamientos, el Señor tu Dios te exaltara sobre todas las naciones.
SIETE PASOS PARA EL PERDÓN
1.- Sea realista y comprenda que la naturaleza humana está muy corrupta por el pecado y que los verdugos también son víctimas.
Muchas veces no sabemos cómo luchar contra nuestros primitivismos: esos instintos no moldeados que a veces florecen y hacen daño.
Pero pensemos que otras veces fuimos nosotros los que hicimos daño.
1.- Sea realista y comprenda que la naturaleza humana está muy corrupta por el pecado y que los verdugos también son víctimas.
Muchas veces no sabemos cómo luchar contra nuestros primitivismos: esos instintos no moldeados que a veces florecen y hacen daño.
Pero pensemos que otras veces fuimos nosotros los que hicimos daño.
Es el mundo en que vivimos y debemos efectuar la operación de
"BORRÓN Y CUENTA NUEVA".
2.- Cuando le ofendan, sea muy fuerte. En este mundo el débil la pasa muy mal. ¿Sabía usted que cuando a uno le ofenden, es uno mismo el que permite que la ofensa llegue a lo más profundo del alma? Si usted quiere, la ofensa quedará en la periferia de su ser. No esté rumiando su resentimiento y golpeando su auto-imagen. Sea muy fuerte y olvide.
3.- Analice si en lo que le han dicho hay algo de cierto. Muchas veces nuestras grandes verdades vienen de quienes dicen ser nuestros enemigos.
Algunos de ellos se hacen "especialistas" en encontrar nuestros defectos y sin ningún reparo nos lanzan nuestras fallas. Y, a veces, tienen mucha razón.
4.- Una prueba de amor es orar y bendecir a quien nos ha hecho daño.
Bombardéelo a fuerza de oración. Así él no le hará daño y usted será santo gracias a él. Vea también lo positivo que tiene esa persona, sus cualidades, su parte buena. AME A PESAR DE TODO, COMO LO HACE DIOS CON NOSOTROS.
5.- ¡Olvide! Entierre eso ya. No esté comentando con todo el mundo lo que le hicieron. Jesús nos enseñó un camino maravilloso: perdonar y olvidar enteramente lo malo. Él nunca tuvo resentimientos. ¿Quiere conservar su paz y su salud mental, el amor en su corazón? En verdad, ¿quiere amarse? Olvide, tenga muy mala memoria.
6.- Usted tiene derecho a defender su dignidad, a hablar con la persona y aclarar las circunstancias, pedirle una explicación sin alterarse. Pero no caiga en la grosería.
7.- Ore al Señor. Pídale protección a Dios cuando el rencor venga a su mente. Jesús sane su corazón de las heridas. Pídale que la sangre de Cristo limpie su corazón como si esto fuera una infección.
Construya una barrera interior que rechace el pecado. Ore por su enemigo y... olvide para siempre
2.- Cuando le ofendan, sea muy fuerte. En este mundo el débil la pasa muy mal. ¿Sabía usted que cuando a uno le ofenden, es uno mismo el que permite que la ofensa llegue a lo más profundo del alma? Si usted quiere, la ofensa quedará en la periferia de su ser. No esté rumiando su resentimiento y golpeando su auto-imagen. Sea muy fuerte y olvide.
3.- Analice si en lo que le han dicho hay algo de cierto. Muchas veces nuestras grandes verdades vienen de quienes dicen ser nuestros enemigos.
Algunos de ellos se hacen "especialistas" en encontrar nuestros defectos y sin ningún reparo nos lanzan nuestras fallas. Y, a veces, tienen mucha razón.
4.- Una prueba de amor es orar y bendecir a quien nos ha hecho daño.
Bombardéelo a fuerza de oración. Así él no le hará daño y usted será santo gracias a él. Vea también lo positivo que tiene esa persona, sus cualidades, su parte buena. AME A PESAR DE TODO, COMO LO HACE DIOS CON NOSOTROS.
5.- ¡Olvide! Entierre eso ya. No esté comentando con todo el mundo lo que le hicieron. Jesús nos enseñó un camino maravilloso: perdonar y olvidar enteramente lo malo. Él nunca tuvo resentimientos. ¿Quiere conservar su paz y su salud mental, el amor en su corazón? En verdad, ¿quiere amarse? Olvide, tenga muy mala memoria.
6.- Usted tiene derecho a defender su dignidad, a hablar con la persona y aclarar las circunstancias, pedirle una explicación sin alterarse. Pero no caiga en la grosería.
7.- Ore al Señor. Pídale protección a Dios cuando el rencor venga a su mente. Jesús sane su corazón de las heridas. Pídale que la sangre de Cristo limpie su corazón como si esto fuera una infección.
Construya una barrera interior que rechace el pecado. Ore por su enemigo y... olvide para siempre
Irá andando y llorando el que lleva la preciosa
semilla; Mas volverá venir con regocijo, trayendo sus gavillas. Salmos 126:6,
lo mas importante perdonarse así mismo
Pasos para perdonar
1.- Toma una decisión
de Perdonar con todo su Corazón
2.- Haga una lista de personas o cosas que lo han
herido toda su
Vida y a las personas que han dañado.
3.- Arrepiéntase por guardar esa falta de Perdón
en su Corazón.
4.- Exprese su Perdón en forma verbal
“Confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros, para que
seáis sanado. La oración eficaz del Justo puede mucho”
Sant.5:16
5.- Renuncie a todo espíritu de resentimiento,
amargura, odio y falta de perdón
“Señor: Yo perdono a
(nombre de la persona). Le perdono por: (nombre aquí detalladamente todas las
heridas y el dolor que le causaron y como le hicieron sentirse)” , tambien pido perdon por todas las personas que he herido conciente o inconcientemente, me perdono a mi mismo(a) se me he causo una herida disiendome palabras ofensivas o negativas.
“Señor Yo te entrego
a todas estas personas y mi derecho de buscar venganza contra ellos. Opto por
no aferrarme a mi amargura ni a mi enojo. Te pido Espíritu Santo, que sanes mis
emociones dañadas. Te lo pido en nombre de Jesús Amen.
Cuando al recordar lo
que nos hicieron, ya no nos duele mas, Recordamos pero ya no hay dolor en
nosotros es porque hemos perdonado. Perdonad 70 veces 7 Perdonar, Bendecir y
olvidar.
Recordemos que el
Perdón es un estilo de vida, nunca olvide que en esta vida terrenal, siempre
seremos heridos, pero tenemos que aprender a perdonar y olvidar para crecer en
las cosas de Dios. Recuerde cuales son los pasos a seguir para perdonar. Deje
que se haga parte de su vida y será un victorioso en el nombre que es sobre
todo nombre Jesucristo. El perdón hablar yo predica