domingo, 17 de septiembre de 2017

LA AUTORIDAD DEL LIDER CRISTIANO

                             LA AUTORIDAD DEL LIDER CRISTIANO
Autoridad es el derecho y la libertad de acción, para hacer algo. Para qué nos sirve la autoridad?  Para organizarnos, desarrollarnos y crecer. 
 Para poder ejercer  autoridad Es necesario comprender el valor de vivir bajo autoridad.  Vemos como Pablo en la 1 carta a los corintios en el capítulo 11:3: nos dice: Quiero que sepan que Cristo es la cabeza de todo hombre, y el hombre la cabeza de su mujer, así como Dios es la cabeza de Cristo.  lo vemos en el mundo secular o en el ejército un soldado, se rige por un cabo, un cabo  por un subteniente, y así sucesivamente,   como el Centurión romano. Son importantes estas jerarquías, para poder establecer un orden; y en el mundo espiritual más aún pues Dios es un Dios de orden.
                                     En el libro de Mateo 7:28-29: 28: Cuando Jesús termino de decir esto, la gente se admiraba de su enseñanza. 29: Porque él les enseñaba como alguien que tiene autoridad y no como los maestros de la ley. Las palabras de Jesús eran acompañadas con sus acciones, lo contrario de los escribas que enseñaban y le exigían al pueblo cosas que ellos no cumplían. Nuestras acciones puedan hacer que nuestras palabras tengan o no autoridad. Jesús hablaba con autoridad, enseñaba con autoridad y actuaba con autoridad. En la segunda carta de Pablo a Timoteo Capitulo 1 versículos 13: Sigue la enseñanza que te di como ejemplo, pues conduce a una vida recta; Mantenla con la fe y el amor que tenemos como seguidores de Cristo. Pablo nos habla del ejemplo que le dio a Timoteo, es que, sin autoridad de testimonio no debe nadie, bajo ningún motivo, estar bajo el liderazgo en una iglesia, ya que causaría más daño que bien. Es por eso, la importante que tiene que los    pastores no escojan lideres  por sus habilidades, ya que traería disminución en el cuerpo de Cristo y rebeldía, porque al no haber una autoridad de testimonio no hay respeto, más si los escoge  por sus frutos y madurez, el éxito de ese ministerio estará seguro.
 El ministerio en el nuevo testamento no era autocrático, no obstante,  durante el ministerio terrenal de Jesús, entrego a algunos de sus seguidores la misión especial de proclamar el reino de Dios, continuar su misión y seguir al pie de la letra sus enseñanzas. Ciertamente eran personas especiales pero, con todo y su privilegio   sabían que estaban allí principalmente para servir al Señor y a la comunidad. Estaban para guiar con el ejemplo más que con la autoridad de su posición. El líder siempre debe tener un corazón de maestro, y un corazón de siervo. Jesús nos enseña esto cunado dijo yo no he venido para ser servido sino a servir. LA AUTORIDAD CRISTIANA, debe estar definida por el servicio, Para afirmar lo que decía JESUS, lavo los pies a sus discípulos Siendo el Rey de reyes y Señor de señores.
No obstante, existen unos principios; para ser un líder  eficaz y duradero debe enseñar con autoridad, 1° constante comunión con El Espíritu Santo, 2 con conocimiento de las escrituras, para  estar preparado, saber de qué está hablando, no pretender que sabe algo sino es así. El líder que sabe de lo que habla y vive lo que habla atrae a seguidores dispuestos. 3.-Un líder espiritual se somete voluntariamente a la autoridad congregacional legítima. 4.- Tener una visión clara, necesita seguir el ejemplo de Jesús. Como nos declara Pablo en Efesios 4:13: Este trabajo debe continuar hasta que estemos todos unidos en lo que creemos y conocemos acerca del hijo de Dios……………
 Los líderes de hoy serán los ancianos de mañana.  Un líder congregacional debe ser un anciano en potencia, en formación y en obras. Su conducta debe ser ejemplar, su deseo de servir debe ser evidente a todos, y su corazón debe estar gobernado por la humildad en todo momento. 

 La auténtica autoridad cristiana está en el auténtico líder cristiano, el que guía a la congregación con el ejemplo de humildad y servicio, y que instruye al pueblo de Dios con la sana doctrina. La autoridad no reside en nosotros ni en los títulos que nos atribuimos (encargado de la congregación, predicador principal, etc) sino en el mensaje que predicamos y en la vida nuestra, siempre que ésta imite a la de Cristo Jesús.

 En lugar de procurar excusas para gobernar, busquemos oportunidades para servir. Abandonemos las ansias de mandar, de decidir, de determinar y despojémonos de toda vanidad, tomando forma de siervos y siendo obedientes hasta la muerte. En lugar de imponer nuestros puntos de vista a la iglesia, dejemos que las congregaciones crezcan tomando sus propias decisiones mientras nosotros les guiamos sabiamente y les orientamos. Si respetamos a la iglesia, estamos dándole el lugar que Cristo le tiene. La iglesia es la esposa del Cordero, el reino de los cielos y el cuerpo de Cristo, Aquel cuya plenitud lo llena todo y la única Cabeza de la iglesia. Ante Él y sólo ante Él “se doblará toda rodilla”.





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