LA AUTORIDAD DEL
LIDER CRISTIANO
Autoridad es el derecho y la libertad de
acción, para hacer algo. Para qué nos sirve la autoridad? Para organizarnos, desarrollarnos y
crecer.
Para
poder ejercer autoridad Es necesario
comprender el valor de vivir bajo autoridad. Vemos como Pablo en la 1 carta a los corintios
en el capítulo 11:3: nos dice: Quiero que sepan que Cristo es la cabeza de todo
hombre, y el hombre la cabeza de su mujer, así como Dios es la cabeza de
Cristo. lo vemos en el mundo secular o
en el ejército un soldado, se rige por un cabo, un cabo por un subteniente, y así sucesivamente, como
el Centurión romano. Son importantes estas jerarquías, para poder establecer un
orden; y en el mundo espiritual más aún pues Dios es un Dios de orden.
En el
libro de Mateo 7:28-29: 28: Cuando Jesús termino de decir esto, la gente se
admiraba de su enseñanza. 29: Porque él les enseñaba como alguien que tiene
autoridad y no como los maestros de la ley. Las palabras de Jesús eran
acompañadas con sus acciones, lo contrario de los escribas que enseñaban y le
exigían al pueblo cosas que ellos no cumplían. Nuestras acciones puedan hacer
que nuestras palabras tengan o no autoridad. Jesús hablaba con autoridad,
enseñaba con autoridad y actuaba con autoridad. En la segunda carta de Pablo a
Timoteo Capitulo 1 versículos 13: Sigue la enseñanza que te di como ejemplo,
pues conduce a una vida recta; Mantenla con la fe y el amor que tenemos como
seguidores de Cristo. Pablo nos habla del ejemplo que le dio a Timoteo, es que,
sin autoridad de testimonio no debe nadie, bajo ningún motivo, estar bajo el
liderazgo en una iglesia, ya que causaría más daño que bien. Es por eso, la
importante que tiene que los pastores no escojan lideres por sus habilidades, ya que traería
disminución en el cuerpo de Cristo y rebeldía, porque al no haber una autoridad
de testimonio no hay respeto, más si los escoge
por sus frutos y madurez, el éxito de ese ministerio estará seguro.
El ministerio
en el nuevo testamento no era autocrático, no obstante, durante el ministerio terrenal de Jesús,
entrego a algunos de sus seguidores la misión especial de proclamar el reino de
Dios, continuar su misión y seguir al pie de la letra sus enseñanzas. Ciertamente
eran personas especiales pero, con todo y su privilegio sabían que estaban allí principalmente para
servir al Señor y a la comunidad. Estaban para guiar con el ejemplo más que con
la autoridad de su posición. El líder siempre debe tener un corazón de maestro,
y un corazón de siervo. Jesús nos enseña esto cunado dijo yo no he venido para
ser servido sino a servir. LA AUTORIDAD CRISTIANA, debe estar definida por el
servicio, Para afirmar lo que decía JESUS, lavo los pies a sus discípulos
Siendo el Rey de reyes y Señor de señores.
No obstante, existen unos principios; para
ser un líder eficaz y duradero debe
enseñar con autoridad, 1° constante comunión con El Espíritu Santo, 2 con
conocimiento de las escrituras, para
estar preparado, saber de qué está hablando, no pretender que sabe algo
sino es así. El líder que sabe de lo que habla y vive lo que habla atrae a
seguidores dispuestos. 3.-Un líder espiritual se somete voluntariamente a la
autoridad congregacional legítima. 4.- Tener una visión clara, necesita seguir
el ejemplo de Jesús. Como nos declara Pablo en Efesios 4:13: Este trabajo debe
continuar hasta que estemos todos unidos en lo que creemos y conocemos acerca
del hijo de Dios……………
Los líderes de hoy serán los ancianos de
mañana. Un líder congregacional debe ser un anciano en
potencia, en formación y en obras. Su conducta debe ser ejemplar, su deseo de
servir debe ser evidente a todos, y su corazón debe estar gobernado por la
humildad en todo momento.
La auténtica autoridad cristiana está en el
auténtico líder cristiano, el que guía a la congregación con el ejemplo de
humildad y servicio, y que instruye al pueblo de Dios con la sana doctrina. La
autoridad no reside en nosotros ni en los títulos que nos atribuimos (encargado
de la congregación, predicador principal, etc) sino en el mensaje que
predicamos y en la vida nuestra, siempre que ésta imite a la de Cristo Jesús.
En lugar de procurar excusas para gobernar,
busquemos oportunidades para servir. Abandonemos las ansias de mandar, de
decidir, de determinar y despojémonos de toda vanidad, tomando forma de siervos
y siendo obedientes hasta la muerte. En lugar de imponer nuestros puntos de
vista a la iglesia, dejemos que las congregaciones crezcan tomando sus propias
decisiones mientras nosotros les guiamos sabiamente y les orientamos. Si
respetamos a la iglesia, estamos dándole el lugar que Cristo le tiene. La
iglesia es la esposa del Cordero, el reino de los cielos y el cuerpo de Cristo,
Aquel cuya plenitud lo llena todo y la única Cabeza de la iglesia. Ante Él y
sólo ante Él “se doblará toda rodilla”.
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